viernes, 6 de agosto de 2010

Estoy en La Coruña (y he aprendido a jugar al mus).

Dos días. Quedan dos días. Pasado mañana, domingo, llego a Santiago. Y abrazaré al Apóstol... ¡¡qué locura!! A tiro de vieira está el destino más ansiado. Más preciado.

Hoy he entrado en La Coruña, y con ella, la última provincia que me queda por pisar. Pueblo por pueblo: Castromaior, Hospital de la Cruz, Ventas de Narón, Ligonde, Airexe, Avenostre, Palas de Rei, Casanova, Leboreiro, Furelos y Malide. Todo un entrar y salir de aldeas medio abandonadas, medio olvidadas. Servidas de bares y albergues por su mera cercanía a Santiago. Nada más.

En Ligonde hemos visto el "cruceiro" de Lameiros, uno de los más interesantes de la ruta (sus cuatro lados hacen referencia al calvario y a la muerte: martillos, clavos, espinas y calavera; mientras que en la Cruz destaca el relieve de la maternidad y de la vida).

Entre Casanova y Leboreiro hemos cruzado a La Coruña, para llegar, un par de horas después, a Melide, donde en unos minutos dormiré.


Por otro lado, pocas cosas me pueden hacer más feliz que volver a Madrid en coche, y acompañado. Y es que, mi tía me ha confirmado hoy que el lunes me viene a buscar, con el tío. ¿Se puede pedir más?

Mañana, desde la perdida (perdidísima) aldea de Brea, os cuento más (si hay cobertura).


Por cierto, porrrfín he aprendido a jugar al mus. Menos mal que este curso que empieza no estaré en Madrí... si no, ¡qué poco iba a estudiar!



Enviado desde mi dispositivo BlackBerry® de Orange.

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