viernes, 30 de julio de 2010

Un mal día lo tiene cualquiera.

El plan inicial, el que me marcaba la guía, era hacer 20 kilómetros, desde Astorga hasta Rabanal del Camino. Pero he llegado a las once de la mañana, casi sin darme cuenta. Y puesto que desde ese punto, al día siguiente tendría que hacer 32 kilómetros hasta Ponferrada, he decidido avanzar un poco más. Total, a seis km estaba Foncebadón. A las doce he llegado ahí, y el albergue no abría hasta las dos. Un periódico, una cervecita, y a esperar.

¡Pero! A las dos y cuarto ha aparecido un buen hombre, para contarnos que los hospitaleros se habían marchado por un problema familiar. Pues nada, a cuatro kilómetros está el siguiente albergue.

¿Albergue? ¿Albergue? Llegas a las tres de la tarde, con el cansancio (todo esto entre montañas, que ya se ha acabo el plano horizontal), con el calor... y te presentan una comuna hippie, con gente semidesnuda, gatos, perros, cabras y gallinas, sin agua ni electricidad... ¡¡Y sucio!! Lo siento, pero era como para llorar.

Cuatro de la tarde. Sol abrasador. Montaña. Bajada en picado (rodillas, dolor). Y siete kilómetros (más) hasta el siguiente albergue. Pues a cantar otra vez: que si la Salve de la Almudena, que si un chotis, que si el Sarandonga... El Acebo, ¡¡porrrfín!! Un pueblo maravilloso, un albergue maravilloso, un hospitalero maravilloso.


Pese a eso, un paisaje de película. ¡¡Se acabó la eterna y fatigosa llanura castellanoleonesa!! Se acabaron los páramos sin sombra calcinados por un sol de justicia. La línea del horizonte ha cambiado su atrezo, y ha formado los Montes de León. Pueblos bien conservados. Sin ataques urbanísticos. Con encanto.

Y uno de los puntos mas emblemáticos del Camino: la Cruz de Fierro. La cota más alta del Camino: 1.500 metros. En punto donde, a base de depositar piedras en el "milladoiro" que sirve de base al crucero para pedir protección en el viaje, los peregrinos han conseguido dejar limpio el camino de cantos. Por desgracia, ante la ausencia de mas piedras, en los últimos años parece que se ha puesto de moda dejar cualquier cosa. Una verdadera pena, porque la base del crucero se ha convertido en un estercolero, y confirma que cierto tufillo a romería iconoclasta y festiva está sustituyendo el verdadero espíritu de la peregrinación.

El resto de la bajada, acompañada de un paisaje despoblado y misterioso, pero con el aire limpio de la montaña, da la bienvenida a El Acebo, que con su maravillosa calle Real da la bienvenida a la comarca de El Bierzo.


Creo que me he pasado con las descripciones, y se me ha ido el tiempo en un suspiro. Mañana, Ponferrada (Pons Ferrata), donde a las dos llega mi queridísima Elena, más hermana que amiga, para llegar hasta Santiago. ¡Viva!

Esto se anima. Mañana más.


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jueves, 29 de julio de 2010

Catedral de Astorga, grande.

Astorga puede ser famosa por muchas cosas: su vinculación con el Camino; su Palacio Episcopal; su historia romano-astur-leonesa, y finalmente castellana; o su Catedral.

Yo me quedo con ésta última. Es cierto que Astorga, como León, se asienta sobre un antiguo campamento militar romano (la Legio X Gémina), y también es verdad que su Palacio Episcopal, obra de Antonio Gaudí, no deja indiferente a nadie.

Pero su Catedral, su Santa Apostólica Iglesia Catedral, es una maravilla. Un éxtasis arquitectónico: fachadas exteriores donde se conjuga el renacentismo con el barroquismo. Un interior de preeminencia gótica, donde se aprecia la primera obra del manierismo español (el retablo Mayor), junto con traspiés barrocos. Y todo ello, sobre los restos de la antigua Iglesia románica, cuyos muros usa y pueden apreciarse. El interior es elegancia. Pura elgancia y armonía. Tranquilidad en todos sus sentidos.

Pero bueno, cada uno tendrá que verla por sí mismo.

Hoy han sido 29 kilómetros, desde Villar de Mazarife hasta Astorga, pasando por Villavante, Puente y Hospital de Órbigo, Villares de Órbigo, Santibañez y San Justo de la Vega. Se ha hecho sencillo, tranquilo y rápido. Había ratos en los que estaba tan solo, que me he puesto a cantar, y claro, cuando pasan los ciclistas (es imposible oírles llegar), se ríen, no sé si de mí, o de la pena de voz-ritmo-oído que tengo.

Y bueno, os contaré una cosa: he cocinado. Sí. He cogido una olla, la he llenado de agua. Se ha calentado (con unas gotas de aceite). Cuando hervía, he echado los rabiolis, cinco minutos después: a la escurridera, agua fresca, y al plato. Con una salsa de yogur que he comprado: de-li-cio-so. Eran dos raciones, y me lo he comido todo. Y de postre, un par de yogures de La Lechera. Lolilla, papá: estaréis orgullosos.


Mañana paso la Cruz de Fierro, que es el cota más alta de todo el Camino (1.500 metros). Ya os contaré.


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miércoles, 28 de julio de 2010

Camino de reflexiones, de sensaciones.

Santiago Apóstol fue martirizado hace 2000 años, y el Camino de peregrinación hacia su sepulcro comenzó 800 años después. Es decir, 1200 años de Camino. Por tanto, las modificaciones han sido sustanciosas. Algunas por seguridad. Otras por belleza paisajística. Otras, en cambio, por dinero. Por intereses económicos. El Camino histórico francés salía de León por una senda natural, entre valles, árboles, y naturaleza. Hoy, un conjunto de pueblos se han inventado una vía alternativa a la vera de la Nacional 120. Y hay quien por despiste, o por desconocimiento, escoge esa vía. Una pena.

Debido a la despedida de ayer, he salido un poco tarde, pero la ruta era corta. 20 kilómetros de tranquilidad desde León hasta Villar de Mazarife, pasando por Trobajo del Camino, La Virgen del Camino (adjunto foto de la Iglesia, Patrona de León), Valverde de la Virgen y San Miguel del Camino.

He podido hablar con Iluminada, y me ha contado como en sus tiempos mozos invitaba a agua, pan, tomates y melocotones a cuantos pasaban por la puerta de su casa. "Incluso he dado posada a quien me lo ha pedido". Una señora de las de antes, que desprendía generosidad por los cuatro costados. Y muy inteligente: me ha hecho una descripción global de la situación política española actual. Me ha dejado boquiabierto.

Ya en el pueblo, Susana, del Súper, ha llamado a su padrino, don Julián, para que me abriera la Iglesia. Una Iglesia austera, humilde, pero bonita. Acogedora. Llena de amor. Mantenida y conservada por los vecinos, que encantados, te la abren, te la enseñan, y te cuentan todas y cada una de sus anécdotas.

Y el albergue, ¡¡qué maravilla!! Cuatro antiguas casas del pueblo, con sus patios interiores, sus terrazas, sus escaleras, sus laberínticos pasillos. Con un jardín frondoso, con piscina. Jesús, el dueño, que vive por y para los peregrinos, cobra sólo lo necesario para el albergue y para vivir, y se nota. Pasa horas hablando con los peregrinos. Ayuda en cuanto puede. Sonríe a todas horas. Luego, en una de las terrazas de la primera planta, hay colchones para quien quiera dormir al fresco, con las estrellas. Creo que me voy a animar.


Cambiando de tema (y aunque sé que dije que no iba a tratar temas de actualidad), pero esto es serio. Es muy serio. Casi todos conocéis mi escasa afición por los toros. Es más, soy partidario (y así lo he dicho en varias ocasiones), de que los Ayuntamientos dejen de sufragar corridas. Pero, ¿en base a qué puede prohibirse que una empresa privada ofrezca un espectáculo, y los ciudadanos libremente acudan? Si de verdad fuera por el maltrato animal, ¿por qué no han prohibido las corridas en los pueblos? ¿O los festejos taurinos que en todas las fiestas celebran los municipios catalanes? No, eso no. Sólo la Plaza. Un dato, en 2008, cuando empezó toda esta locura en el Parlament, se agotaron 19.000 entradas en la Monumental, para ver a José Tomás, en 50 minutos (¡¡19.000 entradas en 50 minutos!!). En fin, como hoy a dicho un buen amigo barcelonés (hijo, por cierto, de ex-ministra catalana), "hoy, los catalanes, son un poco menos libres".


Me encantaría discutir este tema con Mireia, Anna, Moni y Txell, pero ahora deben de estar en el tren camino de Gerona. Pero hoy, en la tranquilidad del Camino, he podido refelxionar al respecto. Porque, al fin y al cabo, la maravilla del Camino es el tiempo de reflexión, de sensaciones indivudales y personales.

Mañana, Astorga.



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Que sea mejor un hasta luego.

A las seis de la mañana. Se acabó la golfería. Y a andar. Hoy era un tramo fácil. Un mero trámite. 25 kilómetros y en León. Pero había que madrugar: había muchos planes en este antiguo Reino peninsular.

León: ciudad bimilenaria que creció sobre el asentamiento del campamento de la Legio VII Gemina romana, que sometió a cántabros y astures. Donde el delicado entramado gótico de su Catedral (arte arquitectónico en estado puro), orienta su pórtico hacia Jerusalén (centro del mundo cuando se construyó), a la vez que más de 1.800 metros cuadrados de vidrieras desparraman en el interior una amalgama de luces y colores.


Así bien, una vez la ropa ha sido lavada, el cuerpo duchado, y el saco colocado, a andar. A pasear por las calles. Cada vez que uno viene a esta ciudad tiene que entrar en la Catedral. Da igual que la hayas visto tres, cuatro, o cinco veces. Es como el pisar la Gran Vía de Madrid, la Catedral del Mar de Barcelona, o la Alhambra de la Granada.

Después, como si de una ruta programada se tratara, a la Iglesia de la Real Colegiata de San Isidoro (un robusto románico con ampliaciones góticas); luego, a la Casa de Botines de Gaudí; a la Plaza del Ayuntamiento; después al Museo de León (pequeño, coqueto, necesario para comprender el contexto histórico del Reino de León). Terminado, una breve visita al Parador de León (otrora Monasterio de San Marcos); para terminar en el MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, muuuy interesante y recomendable, con una exposición de artistas sudamericanos muy divertida).

Una maravilla de día. León está estupenda.

Puesto que el albergue no cierra, y como mañana se despiden cuatro geronesas, hoy descubriré la noche leonesa. Cuatro más que se van. Empiezan a faltar muchos, pero no se olvida nadie. Anna, Mireia, Moni, y Txell, os echaré de menos. El "anti" os recordará. Espero veros pronto, por la Capital, por Andorra, por fiestas grandes o por París. Así que, en vez de adiós, dejémoslo en un hasta luego.

Buenas noches.
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lunes, 26 de julio de 2010

Dormirse no está bien.

32 interminables, agotadores, largos y calurosos kilómetros. Todo porque me he dormido. Las precabidas han salido del albergue a las cinco, los madrugadores a las seis, los perezosos a las siete. Yo, a las nueve. Con alegría.

Consecuencia: sol. Calor hasta el infinito. El doble de kilómetros psicológicamente. Y además, ni un sólo alma. Llanura leonesa, soledad absoluta.

Dos pueblos en todo el recorrido: Bercianos y El Burgo Ranero, hasta donde estoy, Reliegos.

Pero bueno, los debe haber más perezosos, porque cuando he llegado sólo habían 19 personas en el albergue. Ahora hay 48.


Los pueblos de Castilla tienen muchos elementos en común: los campos de trigo, avena y cebada; el horizonte liso e interminable; la llanura sin contemplaciones; una edad media de 104 años... y las calles. Los nombres de las calles, mejor dicho. Todos giran en torno a la calle principal, por la que cruza en Camino, que suele llamarse Mayor, Real, o calle del Camino de Santiago. Después, la guerra. No es broma: Calle de los Caídos por la Patria, calle de los Mártires Nacionales, calle del Generalísimo Franco, avenida de Julio de 1939, calle del Frente Nacional, paseo de la Victoria. No voy a dar mi opinión al respecto, sólo lo cuento como anécdota.

Puesto que TODOS me preguntáis sobre la comida, os contaré: el pan, da muchísimo de sí. Pan con aceite y sal. Pan con tomate. Pan con aceite y tomate. Pan con aceite, tomate y atún. Pan con aceite y atún. Pan con longaniza. Pan con tomate y longaniza. Pan con aceite y longaniza.

Como podéis ver, hay vida y comida después de los vascos. :)

Es más, ayer comí unas maravillosas patatas a lo pobre. Y cené una riquísima tortilla. Tres minutos tardé en hacerlo: abrir el envase, y meterlo en el microondas. Una receta buenísima.

He dicho.

Mañana, León.


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domingo, 25 de julio de 2010

Feliz día de Santiago

Santiago Apóstol, Patrón de España. Gracias a él hago hoy este Camino. Gracias a él, Europa empezó a construirse hace más de 1200 años, cuando llegó Carlomagno con los primeros peregrinos.

Los que lo hacen ahora tienen razones culturales, religiosas, turísticas o de ocio. Pero antes sólo se hacía por devoción. Cientos de kilómetros de ida y vuelta para pedir un favor, para agradecer una buena nueva, o como consecuencia de una promesa. Hoy, pocos se mueven por razones religiosas. Pero de entre los que lo hacen, casi todos lo hacen para conseguir un favor. Un favor por el bien de otro. Hay gente extraordinariamente mayor, o con dificultades físicas, que aún y todo, lo van a terminar. Juan, de Castellón de la Plana, tiene 79, y lo hace por su mujer. Un tal Pepe (me lo contó ayer el cura de Corrión), tiene 84 y lo hace por sus nietos. Me fascinan.



Ha sido un día duro. Especialmente duro. He completado la jornada más larga desde que empecé la ruta: 41 kilómetros de sol, de paisaje contínuo, de paseo paralelo a una carretera nacional. De esos 41, 17 km han sido sin un sólo pueblo, un reto de soledad. La nada. Campos interminables, y una egoísta línea en el horizonte incapaz de conceder otra cosa que falsas esperanzas. Penitencia. He ajustado mi mente y me he armado de paciencia.

Pero ya estoy en Sahagún, provincia de León. Atrás quedó Palencia. Apenas me quedan 390 kilómetros hasta Santiago, apenas quedan 14 días para susurrarle al Apóstol mi deseo, la petición más necesaria en estos momentos.

Y mientras los días pasan, las experiencias aumentan. Las charlas con los mayores de los pueblos siguen enseñándome sobre la historia de nuestra nación. Las Iglesias siguen demostrándome la riqueza arquitectónica de nuestro norte peninsular. Las sendas romanas me recuerdan la importancia histórica de nuestro país. Experiencias de todo tipo que, junto con la generosidad y las sonrisas de la gente de los pueblos, hacen que cada día el Camino me guste más.

No he terminado, y ya quiero repetir.

Ea.


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Paseo de Culturas

Estoy sentado en un patio interior, de un Monasterio del siglo XVI. Piedra, madera, ladrillo antiguo, escultura y hierro en cada esquina. Paz.

Ha sido un día tranquilo. Un descanso. 19 kilómetros desde Frómista hasta Carrión de los Condes, pasando por Población de Campos, Revenga de Campos, Villarmentero de Campos y Villalcázar de Sirga. La Catedral de la foto es de este último pueblo.

El siguiente pueblo estaba a 17 kilómetros, y después de los dos últimos días (y del sol que ha hecho), era mejor descansar.

Respecto a la Catedral, Santa María la Blanca, se trata de un templo románico (de transición, como muchos en el Camino, hacia el gótico). El pórtico es imponente, una riqueza escultórica en sí misma.

Respecto a Carrión de los Condes, llegó a tener nada menos que 12 iglesias (en Madrí, se llamarían Catedrales). Hoy se mantienen seis en pie, entre las que destacan, y mucho, Santa María del Camino y la de Santiago (con un friso de un Pantocrator escoltado por los doce apóstoles).

Como ya he dicho varias veces, es un Camino de cultura, de arte, de personas. Personas de todo el planeta (más extranjeros que españoles, por cierto), de Zimbabue, de Korea, de Australia, de Suráfrica, de Canadá, de Japón, de República Checa, Hungría y Malta, de Méjico y Brasil, de Filipinas. Un paseo de culturas. Un Camino de tolerancia. Una joya del entendimiento.

Una de esas historias que te cuentan por el Camino, y que te deja huella, es el hecho de que, en Hontanas (donde hice posada hace un par de noches), son ocho mujeres (señoras, mayores), las que gestionan el albergue y se encargan de la Iglesia. El cura, un determinado día, se marchó, y las mujeres, con el dinero que recaudan del albergue, mantienen en el mismo y cuidan de la Iglesia. Todo por el pueblo, dicen.

Cosas de los pueblos. Cosas del Camino.
Se me acumulan historias por contar. Pero me quedan cosas por hacer, y es tarde.

¡Mañana más!
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sábado, 24 de julio de 2010

Paseo de Culturas

Estoy sentado en un patio interior, de un Monasterio del siglo XVI. Piedra, madera, ladrillo antiguo, escultura y hierro en cada esquina. Paz.

Ha sido un día tranquilo. Un descanso. 19 kilómetros desde Frómista hasta Carrión de los Condes, pasando por Población de Campos, Revenga de Campos, Villarmentero de Campos y Villalcázar de Sirga. La Catedral de la foto es de este último pueblo.

El siguiente pueblo estaba a 17 kilómetros, y después de los dos últimos días (y del sol que ha hecho), era mejor descansar.

Respecto a la Catedral, Santa María la Blanca, se trata de un templo románico (de transición, como muchos en el Camino, hacia el gótico). El pórtico es imponente, una riqueza escultórica en sí misma.

Respecto a Carrión de los Condes, llegó a tener nada menos que 12 iglesias (en Madrí, se llamarían Catedrales). Hoy se mantienen seis en pie, entre las que destacan, y mucho, Santa María del Camino y la de Santiago (con un friso de un Pantocrator escoltado por los doce apóstoles).

Como ya he dicho varias veces, es un Camino de cultura, de arte, de personas. Personas de todo el planeta (más extranjeros que españoles, por cierto), de Zimbabue, de Korea, de Australia, de Suráfrica, de Canadá, de Japón, de República Checa, Hungría y Malta, de Méjico y Brasil, de Filipinas. Un paseo de culturas. Un Camino de tolerancia. Una joya del entendimiento.

Una de esas historias que te cuentan por el Camino, y que te deja huella, es el hecho de que, en Hontanas (donde hice posada hace un par de noches), son ocho mujeres (señoras, mayores), las que gestionan el albergue y se encargan de la Iglesia. El cura, un determinado día, se marchó, y las mujeres, con el dinero que recaudan del albergue, mantienen en el mismo y cuidan de la Iglesia. Todo por el pueblo, dicen.

Cosas de los pueblos. Cosas del Camino.
Se me acumulan historias por contar. Pero me quedan cosas por hacer, y es tarde.

¡Mañana más!
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viernes, 23 de julio de 2010

Castilla, España.

No sé por dónde empezar, y además, no me quiero dejar nada.

Hontanas, Castrojeriz, Puente Fitero, Itero de la Vega, Boadilla del Camino, y finalmente, Frómista. 35 kilómetros, tres conventos, dos monasterios, 11 iglesias (que queden en pie, y que haya visto)... ¿Qué más se puede pedir?

Maravilla número uno: el Canal de Castilla, sueño navegable de los monarcas castellanos. Una espectacular obra de ingeniería hidráulica que pretendía unir Segovia con el puerto de Santander. Y aunque no se llegó a terminar (¡¡cómo habría cambiado la historia!!), hay en pie nada menos que 207 km.

Maravilla número dos: colegiata de Nuestra Señora del Manzano (con un maravilloso y colorido rosetón), y el soberbio templo fortificado de San Juan (ambos en Castrojeriz).

Maravilla número tres: Frómista en toda su esencia. Localidad de estratégica importancia, ya que se unen el Canal de Castilla con la ruta jacobea. La iglesia de San Martín es una auténtica joya del románico español (apuesto a que tiene influencia alemana), ¡que conservación!. Y la iglesia de San Pedro, del gótico tardío, tiene una portada renacentista que podía estar en el Prado (si se descuidan). Y Santa María del Castillo, ¡arte! Han creado un espectáculo de luces, imagen y sonido, que cuenta la historia del Camino desde un punto de vida artístico, religioso, arquitectónico, histórico, etc. Una verdadera experiencia. Muy recomendable.

Señores, señoras y señoritas, os tengo que dejar que las teclas del móvil hacen un poco de ruido y hoy (gracias a Dios) no hay ronquidos en la habitación que amortigüen el sonido.

Mañana os cuento todo.



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jueves, 22 de julio de 2010

100% natural

¡32 kilómetros! Ahí, con alegría. Las rodillas se resienten, pero el pulso aguanta. Al fin y al cabo, lo de hoy sólo ha sido el aperitivo de los 35 km de mañana.

Desde Burgos a Hontanas, pasando por Villalbilla, Tardajos, Rabé de las Calzadas, Hornillos del Campo y Arroyo San Bol.

Todo ello, en la soledad castellana (apenas un anticipo de lo que se avecina en Palencia). El terreno parece un calco contínuo de sí mismo: mesetas separadas por valles, cubiertos de trigo. Llanura burgalesa en estado puro.

Respecto a Arroyo San Bol, es algo enigmático. Debe su nombre a San Baudilio, una aldea que fue misteriosamente abandonada en 1503, no se sabe bien si por la epidemia, o por temas relacionados a la expulsión de los judíos (se dice que se refugiaron en este pueblo desoyendo el mandato real, de forma cuasi secreta, hasta que definitivamente vieron peligrar sus vidas). Una historia interesante.


Otra de las cosas que me fascina del camino, y que todavía no he comentado, es el 'reencuentro con la naturaleza'. No en plan hippie. La cuestión es la siguiente: cuando paso por Tardajos (por ejemplo), y compro un par de tomates, vienen directamente del huerto (del vecino del pueblo). Cuando compro una barra de pan, está hecha en un horno, de verdad, ese mismo día a la mañana. Aquí no hay camiones, no hay Mercamadrid, no hay transgénicos que le cambien el color ni el tamaño. Y está delicioso.

Cuando ando por el campo, me peleo con las cabras para hacerme un hueco en el camino (no con los coches). A la mañana, me despierto oyendo gallinas. Cuando huele mal, no es por gasolina ni por polución, sino porque hay vacas cerca. Y cuando le pregunto a una mujer de pueblo cualquier duda, no me deja marchar hasta asegurarse de que lo he entendido todo ("¿me has entendido, muchacho?").

No me he vuelto antisistema. Y no voy a dejar Madrid por venir a Rabé de las Calzadas a ser el habitante 14 del pueblo, pero me gusta este cambio temporal de aires.

Dos cosicas más: me sorprende gratamente el seguimiento del blog; con el comentario de los maquinistas de Metro he recibido varias llamadas y mensajes. Quizá sobraron las descalificaciones. Y sí, definitivamente, dejaré los temas de actualidad para cuando vuelva.

Segundo: mi abuela, mi maravillosa abuela, que con 80 años aprendió a usar el móvil, con 81 quiere un ordenador (sí, un ordenador). Y no se trata de un capricho temporal, lleva varios meses comentándolo. ¿Se puede ser más, más, más todo? Orgullo de abuela (más si cabe).

¡Mañana más!


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miércoles, 21 de julio de 2010

Hasta luego, Ramón y Ana.

El Camino es un ir y venir de gente. A algunos les conoces un día, a otros dos semanas, otros apenas te suenan de vista. Ya lloré en su día la ausencia de Jon y Aingeru, y a partir de ahora lloraré también la de Ramón y Ana, dos valencianos que hacen que el Camino quede un poco huérfano.

Pero antes de la despedida, y como ya casi marca la tradición, han caído un par de cerves por Burgos. Y morcillitas, claro.

Puesto que la Catedral (Templo y maravilla del gótico español), me la conocía un poco, me he escapado al Real Monasterio de Huelgas (llevaba tiempo con ganas de conocerlo), y me ha dejado impresionado. Creo que, en un mismo Monasterio, se pueden contemplar joyas de la arquitectura románica, gótica, mudéjar, barroca y neoclásica. ¡¡Hasta he querido ser monja, para vivir entre esos muros!!

En definitiva, la vista de Burgos desde lo alto del Camino: espectacular; la Catedral: la rememoración de un lujo; el Monasterio: como subir temporalmente al cielo.


Ahora, y cambiando radicalmente de tema, me gustaría comentar una reflexión:

Tengo un amigo, David, que se ha pasado seis años estudiando medicina, que se ha sacado la carrera con nota, que ha aprobado el MIR tan satisfactoriamente, que ha podido elegir el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda para ser, en un futuro cercano, un experto oncólogo de España. Tengo otra amiga, Elena, que se ha sacado LADE sin dejar una sola asignatura para septiembre, con varias matrículas, y que está trabajando diez horas al día en una auditoría para ganarse contínuamente su trabajo (porque lo del contrato fijo ni lo huele). Guille, por otro lado, ha estado un año sin vida para presentar (y aprobar) su proyecto de fin de carrera. Son tres ejemplos de esfuerzo, de tesón y de sacrificio. De disciplina y compromiso.

Y esa es la realidad de los jóvenes españoles que no quieren quedarse en el paro. Pero no. Parece que existe otra realidad. Un mundo paralelo que no todos conocemos: la de los trabajadores de la empresa pública Metro de Madrid. Puesto que su carrera es dificilísima, su oposición complicadísima, y su trabajo durísimo, han decidido que ellos no se tienen que apretar el cinturón. Que se le baje el sueldo a los profesores, a los médicos, a los inspectores de hacienda... pero a ellos, ¡no!

Y si hay que incumplir los servicios mínimos, pues se incumplen. Y si hay que rebentar Madrid, pues se rebienta. Pero eso sí, su media de 33.000 euros anuales: no-se-to-ca.

Gentuza. Mafia barata. Egoístas. Insolidarios.


Lo dicho, Ramón, Ana, os echaré de menos.



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martes, 20 de julio de 2010

San Juan de Ortega

Hace un par de días, comenté (por encima), cómo Domingo fue un gran benefactor del Camino, y cómo, tras su muerte, dio lugar a Santo Domingo de la Calzada. Pues bien, junto a él, estuvo, varios años, Juan de Ortega, que le siguió como discípulo, y se trasladó después a Villafranca Montes de Oca (Burgos), para ayudar a los peregrinos (ya que se trata de un paso entre montes, arbolado, inseguro). Cuando murió, se le enterró donde tanto había trabajado, y se levantó una pequeña cripta. Siglos después, Isabel la Católica peregrinó hasta la cripta por su supuesta ayuda para tener hijos. Puesto que le ayudó (¡y tanto!, parece que la gracia ha llegado hasta los príncipes), mandó construir el actual Monasterio.

Hoy se conoce como San Juan de Ortega, donde estoy a punto de dormir. Y donde, si San Juan levantara la cabeza, volvería a tumbarla... ¡¡Qué desastre de conservación!! Para muestra un botón, la foto de entrada a la cocina: paredes que se caen, andamios, techos de oficina (sí, ¡techos de oficina en un Monasterio del siglo XV, que además se caen!), suciedad, sillas de Ministerio...

De todo hay en la villa del Señor.

Ramón, valenciano con quien comparto el Camino desde Saint Jean Pied de Port-Iparralde, y su hija, Ana, me han invitado a cenar un buen plato de morcilla de Burgos y ensalada, con motivo de su regreso, mañana, a las tierras de las naranjas. Uno no sabe hasta qué punto el intentar evitar que te inviten puede chocar con la mala educación, así que intentaré invitarles mañana, a un modesto café. Da la casualidad, por cierto, de que Ramón y Ana tiene múltiples (pero múltiples) conexiones con el padre de mi buen y nunca bien ponderado amigo Juan Payá Bover... ¡¡el mundo es un pañuelo!!

Poco más he de decir. Ayer se me olvidó comentar que el albergue tenía piscina (disfruté).

¡Ah! Para aquellos amigos que son fan de los grupos sobre SEÑORAS en facebook, les dedico la foto de estas tres mujeres que han quedado hoy para ir a andar por el campo.


PD: me ha parecido leer que a los trabajadores del Metro de Madrid sólo les van a rebajar finalmente el sueldo un 1%. Si mañana me confirman que es verdad, voy a dedicar todo mi post a esa mafia de sinvergüenzas.

Ea.


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lunes, 19 de julio de 2010

Primeros 200 km completados.

Ayer cuando entré en la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, pensé que era difícil encontrar algo más bonito, más artísticamente elegante. Pero, cuando después de la misa, una soprano, un tenor, y un pianista, empezaron a cantar, me entraron ganas de llorar. Desde Bizet a Chopín, desde un "Sanson et Dalila" al "Barberillo de Lavapiés" de Barbieri. ¡¡Qué sentimiento!! ¡¡Qué entorno, qué arte, qué emoción!! ¡¡Qué privilegio!!

Ya estoy en la provincia de Burgos, y con ella, mis primeros 200 kilómetros han sido completados. Y con satisfacción.

Hoy he cruzado Grañón, Redecilla del Camino, Castildelgado, Viloria, y Villamayor del Río, hasta mi destino, Belorado. Pueblos castellanos, de Iglesias-Catedrales, rústicos, agrícolas, llenos de golondrinas, y de señoras mayores que te sonríen.

En Belorado, tienen tantas Iglesias, que se turnan su apertura. Está la Iglesia de invierno (San Pedro), y la de verano (Santa María). Pero pueden, además, subir todas las mañanas a escuchar misa al Convento (que deben de cantar de maravilla, por lo que me ha dicho Pepa, la del Super). Y los jueves por la tarde, pueden ir a rezarle a San Nicolás. En fin, que será por oferta.



Los albergues en el Camino se dividen en dos: los públicos (municipales), y los privados (ya sean de propietarios individuales, de parroquias, o de asociaciones-organizaciones benéficas). En todos ellos, pero sobre todo en los públicos, los hospitaleros (la gente que los gestiona, que te atiende), lo hacen de forma voluntaria y altruista. Por amor al arte. Los hay españoles (como Gabriel, en Cizur Menor), alemanas (como Manuela, en Santo Domingo de la Calzada), holandeses (en Orreaga-Roncesvalles), etc. Gente que ha hecho el Camino, una o varias veces, y que quiere ayudar, regalar un poco de su tiempo, y de sus sonrisas, hacia otros peregrinos.

Y merecen todo mi reconocimiento.

¡¡Vivan los hospitaleros!!


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domingo, 18 de julio de 2010

Los mayores: libros de historia.

Tierras de trigo y cereal; tierras de vid, de arena roja; surcadas por ríos, rodeadas de montañas. Tierras de caminos, de peregrinos.

Tierras riojanas. Castilla en todo su esplendor.

Azofra, Cirueña, y Santo Domingo de la Calzada.¡Qué maravilla!

A nuestros mayores, que les encanta sentirse queridos, pero todavía más, transmitir historia, hay que escucharles. Hoy, Emiliano (natural de Santo Domingo de la Calzada, él y todos los antepasados que conoce) me ha explicado que la "Compostela" riojana debe su existencia a Domingo, que dedicó buena parte de sus 90 años al Camino (después de ser rechazado como fraile en San Millán y Valvanera), desbrozando bosques, construyendo hospitales, iglesias, y hasta un puente (sobre el río Oja). Murió en 1109 (fecha en la que se funda la ciudad), y donde fue enterrado, se levanta hoy la Catedral.

Catedral, por cierto, con una preciosa portada románica, de dos puertas sencillas, y tres esculturas muy bien talladas. Elegancia bruta. He subido después a la torre que reina la ciudad, y además de ver la geografía urbana de la ciudad, se puede ver con claridad cómo Santo Domingo está estrucurado en torno al Camino: todo gira alrededor de su estrecha y rectilínea calle Mayor, diseñada para acoger, arropar, y despedir al peregrino.

A través del Camino se aprenden muchas cosas: en lo espiritual, en lo cultural, en lo artístico, en lo histórico, en lo culinario... pero también, y muy importante, en lo social. La relación que se crea con la gente con la que caminas es muy distinta a cualquier otra, muy de tú a tú, sincera y lejana al mismo tiempo. Muy real y verdadera, aunque novísima. Bonita, en definitiva.

Me voy, a misa en la Catedral, y después, en el mismo templo, concierto de lírica riojana. Mañana os cuento.


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sábado, 17 de julio de 2010

Eskerrak, Jon y Aingeru

Adiós con el corazón, que con el alma no puedo. Ya están en Irún, de vuelta y en su casa, mis compañeros de Camino. Hoy se les ha echado de menos. Aunque ayer hicimos una despedida como merecía. Terminamos a las cuatro de la mañana, y hubo que asaltar alguna fachada para entrar, por la ventana, en el albergue.

Mereció la pena.

Se han ido también las malagueñas (la cuarta foto que subí ayer), un grupo muy divertido de mujeres con las que ayer rompimos la noche. A Toñi, de hecho, la cantaron en medio de un bar (tercera foto), un espontáneo que se moría por sus rizos.

Ya que estamos con las fotos, la primera es de Cirauqui, un pueblo del sur de Navarra que desde fuera engaña, porque por dentro es precioso. Y la segunda, la Plaza de los Fueros de Viana, un ejemplo de la elegancia en las costrucciones civiles del antiguo Reyno de Navarra. La iglesia (o catedral, porque ¡¡qué tamaño!!), de este pueblo es otra maravilla de la decoración barroca del arte religioso, y su bóveda un elegante ejemplo de temprano gótico vasco-español (con ciertas similitudes, por cierto, a la Catedral de Segovia).

Logroño es el ejemplo más claro de la grandeza castellana, de lo que debió de ser la Corona de Castilla. Todas y cada una de sus construcciones civiles y religiosas son un gusto para la vista. Aquí, no hay "peros".

Respecto a hoy, qué decir. He dormido cuatro horas, he andado 30 kilómetros, todavía me dura el dolor de cabeza, y he llorado en cada curva la ausencia de Jon y Aingeru (!)... Ha sido una etapa bonita, La Rioja en toda su plenitud: llanuras onduladas, valles fértiles dedicados casi en exclusividad al cultivo de la vid, y pueblos bien surtidos de servicios.

Nájera, que fue capital de La Rioja y del Reyno de Navarra, es otra perla en bruto. El Monasterio de Santa María la Real, con su claustro gótico, su retablo mayor (barroquismo por los cuatro costados), y su impecable sillería del coro (probablemente, la obra cumbre del arte riojano), marca un antes y un después en el concepto que uno tiene de La Rioja.

Como siempre, me quedo con ganas de contar más, pero no me voy sin dar las gracias, una vez más, a estos dos compañeros de Camino, con los que tanto he disfrutado.

Eskerrak, Jon y Aingeru.
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viernes, 16 de julio de 2010

¡¡Viva Logroño!!

Amigos, no os lo voy a negar: la noche de hoy se ha alargado, nuestra compañera de Camino, Marian (natural de Logroño) nos ha enseñado los bares de la ciudad, y aquí seguimos.

Os adjunto unas fotos (que mañana comentaré), entre ellas, la solicitada foto con mis compañeros de Camino, Jon y Aingeru.

Mañana, relajadamente, os cometo todo en profundidad.

¡¡Un besazo!!


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jueves, 15 de julio de 2010

Por una amiga

Og diría que er vino eztaba malígimo... pego eztaguía fartando a la vegdá.

¡¡Litros y litros de vino!! Ahí, en una fuente. ¡Qué valor!

Nada más salir de Estella-Lizarra. Nos hemos topado con el Monasterio de Irache, que me ha sorprendido gratamente, porque su campanario era de estilo Herreriano, igual que el Monasterio de El Escorial. Este Monasterio es, además, el primer albergue hospitalario que existió en el Camino.

Después, ha sido un camino tranquilo. Bonito, solitario, y silencioso. Apenas 22 kilómetros, y hemos llegado a Los Arcos. Esta localidad, que estuvo siempre en frontera entre los Reinos de Navarra y de Castilla, disfrutaba de los fueros de ambos, y no pagaba tributos a ninguno, por lo que se pudo permitir una Iglesia que es, ante todo, una joya del barroco. ¡¡Qué re-decoración!! Los muros empiezan siendo románicos, el campanario termina siendo un ejemplo del gótico temprano, y los decorados interiores son, como ya he dicho, una envidia del barroco.

Como en estos últimos días, buena comida, y mejor cena.

A lo largo del Camino (y antes de comenzarlo), varios conocidos y amigos me han preguntado si lo hacía por motivos culturales o religiosos. Y siempre he respondido lo mismo: los dos. Desde luego que me gusta conocer los pueblos de la España del norte y rural. Pero me gusta aún más pedirle al Señor que nos eche una mano en alguna cosa. No me gusta a mí (y lo sabéis los que me conocéis), hablar de estas cosas, pero hay gente que merece un reconocimiento especial. Y ayudas especiales.

Y yo, en este Camino, pido por una amiga que se merece disfrutar de toda una vida. Por una mujer que es valiente, que lucha contra una de las cosas más duras que pueden pasarnos en este vida (y ya van dos veces). Camino y rezo porque su honestidad, su amor y su compromiso con la gente que le rodea merece perdurar por muchos años. Y porque, con ella, hay más motivos para sonreír. Porque la quiero. Porque muchos la queremos. Y porque, en esta batalla, a ese maldito cáncer, lo tienes que ganar. Lo vas a ganar.

Va por tí. Por una amiga.



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