sábado, 17 de julio de 2010

Eskerrak, Jon y Aingeru

Adiós con el corazón, que con el alma no puedo. Ya están en Irún, de vuelta y en su casa, mis compañeros de Camino. Hoy se les ha echado de menos. Aunque ayer hicimos una despedida como merecía. Terminamos a las cuatro de la mañana, y hubo que asaltar alguna fachada para entrar, por la ventana, en el albergue.

Mereció la pena.

Se han ido también las malagueñas (la cuarta foto que subí ayer), un grupo muy divertido de mujeres con las que ayer rompimos la noche. A Toñi, de hecho, la cantaron en medio de un bar (tercera foto), un espontáneo que se moría por sus rizos.

Ya que estamos con las fotos, la primera es de Cirauqui, un pueblo del sur de Navarra que desde fuera engaña, porque por dentro es precioso. Y la segunda, la Plaza de los Fueros de Viana, un ejemplo de la elegancia en las costrucciones civiles del antiguo Reyno de Navarra. La iglesia (o catedral, porque ¡¡qué tamaño!!), de este pueblo es otra maravilla de la decoración barroca del arte religioso, y su bóveda un elegante ejemplo de temprano gótico vasco-español (con ciertas similitudes, por cierto, a la Catedral de Segovia).

Logroño es el ejemplo más claro de la grandeza castellana, de lo que debió de ser la Corona de Castilla. Todas y cada una de sus construcciones civiles y religiosas son un gusto para la vista. Aquí, no hay "peros".

Respecto a hoy, qué decir. He dormido cuatro horas, he andado 30 kilómetros, todavía me dura el dolor de cabeza, y he llorado en cada curva la ausencia de Jon y Aingeru (!)... Ha sido una etapa bonita, La Rioja en toda su plenitud: llanuras onduladas, valles fértiles dedicados casi en exclusividad al cultivo de la vid, y pueblos bien surtidos de servicios.

Nájera, que fue capital de La Rioja y del Reyno de Navarra, es otra perla en bruto. El Monasterio de Santa María la Real, con su claustro gótico, su retablo mayor (barroquismo por los cuatro costados), y su impecable sillería del coro (probablemente, la obra cumbre del arte riojano), marca un antes y un después en el concepto que uno tiene de La Rioja.

Como siempre, me quedo con ganas de contar más, pero no me voy sin dar las gracias, una vez más, a estos dos compañeros de Camino, con los que tanto he disfrutado.

Eskerrak, Jon y Aingeru.
Enviado desde mi dispositivo BlackBerry® de Orange.

1 comentario:

  1. Hola edu,
    hoy te escribo desde casi la otra punta de España, desde mi Baeza, mi adorada Baeza.
    Siento
    tristeza por la marcha de tus compañeros, gracias a ti
    ya nos habíamos encariñado con ellos, y creo que todos echaremos de menos sus comidas, aunque probablemente tú más que nadie.
    Estás en una zona que a Miguel y a mi nos encanta, disfrútala porque cada momento que disfrutes será el premio de tu camino.

    Muchos besos y ánimo.

    Pd. Yo sigo fenomenal, y María también.

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