Pero antes de la despedida, y como ya casi marca la tradición, han caído un par de cerves por Burgos. Y morcillitas, claro.
Puesto que la Catedral (Templo y maravilla del gótico español), me la conocía un poco, me he escapado al Real Monasterio de Huelgas (llevaba tiempo con ganas de conocerlo), y me ha dejado impresionado. Creo que, en un mismo Monasterio, se pueden contemplar joyas de la arquitectura románica, gótica, mudéjar, barroca y neoclásica. ¡¡Hasta he querido ser monja, para vivir entre esos muros!!
En definitiva, la vista de Burgos desde lo alto del Camino: espectacular; la Catedral: la rememoración de un lujo; el Monasterio: como subir temporalmente al cielo.
Ahora, y cambiando radicalmente de tema, me gustaría comentar una reflexión:
Tengo un amigo, David, que se ha pasado seis años estudiando medicina, que se ha sacado la carrera con nota, que ha aprobado el MIR tan satisfactoriamente, que ha podido elegir el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda para ser, en un futuro cercano, un experto oncólogo de España. Tengo otra amiga, Elena, que se ha sacado LADE sin dejar una sola asignatura para septiembre, con varias matrículas, y que está trabajando diez horas al día en una auditoría para ganarse contínuamente su trabajo (porque lo del contrato fijo ni lo huele). Guille, por otro lado, ha estado un año sin vida para presentar (y aprobar) su proyecto de fin de carrera. Son tres ejemplos de esfuerzo, de tesón y de sacrificio. De disciplina y compromiso.
Y esa es la realidad de los jóvenes españoles que no quieren quedarse en el paro. Pero no. Parece que existe otra realidad. Un mundo paralelo que no todos conocemos: la de los trabajadores de la empresa pública Metro de Madrid. Puesto que su carrera es dificilísima, su oposición complicadísima, y su trabajo durísimo, han decidido que ellos no se tienen que apretar el cinturón. Que se le baje el sueldo a los profesores, a los médicos, a los inspectores de hacienda... pero a ellos, ¡no!
Y si hay que incumplir los servicios mínimos, pues se incumplen. Y si hay que rebentar Madrid, pues se rebienta. Pero eso sí, su media de 33.000 euros anuales: no-se-to-ca.
Gentuza. Mafia barata. Egoístas. Insolidarios.
Lo dicho, Ramón, Ana, os echaré de menos.
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No te envenenes la sangre, ahora es momento de reflexión y de conseguir tu objetivo, olvídate por unos días del mundo y sigue adelante peregrino.
ResponderEliminarEl camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos cruzando
ResponderEliminarDespues de comentarios tan profundos y filosóficos te dire lo siguiente: OLÉ!!
ResponderEliminarestoy contigo en todo, y me parto(mafia barata), yo creo que en septiembre me meto a trabajar al metro de taquillera y a vivir la vida jajajaja
grande tu post,
besos de tu incondicional,
alis
Ahora es tu momento, es mejor que disfrutes de ti mismo y olvides lo que pasa en el país, pero desde luego que razón tienes y que gusto da leer lo que escribes.
ResponderEliminarBesitos. Mariu